Por Melvinson Almánzar
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En un contexto global marcado por la incertidumbre económica, la acelerada transformación tecnológica y el surgimiento de nuevos polos de atracción turística, la República Dominicana está llamada a diversificar su modelo turístico con una visión audaz, sostenible y geopolíticamente inteligente. A pesar de su posición consolidada como líder en el Caribe, el país no puede continuar dependiendo en forma desproporcionada del turismo estadounidense.
Por qué diversificar y hacia dónde apuntar
Primero, porque el contexto geopolítico y económico internacional así lo exige. Las crisis financieras, las guerras, las pandemias y el cambio climático han evidenciado la fragilidad de depender de unos pocos mercados emisores. Cuando una nación concentra su oferta en uno o dos países, queda expuesta a factores externos que escapan a su control.
La diversificación de mercados turísticos no es un lujo, sino una necesidad. Los riesgos derivados de las crisis económicas, las tensiones geopolíticas y las transformaciones del consumo turístico exigen una estrategia más amplia. El turismo árabe, por ejemplo, representa una oportunidad inexplorada y altamente lucrativa para el país. La conectividad potencial con los Emiratos Árabes Unidos (EAU), sumada a la creciente relevancia de los destinos del Medio Oriente, debería colocarse en el centro de nuestra diplomacia turística.
Segundo, porque los nuevos viajeros ya no buscan solo descanso. Buscan experiencias, conexión cultural, autenticidad, sostenibilidad y sentido. Un turista del siglo XXI quiere caminar senderos ecológicos, conocer la gastronomía local, aprender de la historia afrodescendiente o practicar deportes de aventura. Y la República Dominicana tiene todo eso, pero aún no lo ha posicionado con la fuerza que merece.
¿Cómo diversificar?
La estrategia debe partir de tres grandes ejes: nuevos mercados, nuevos productos turísticos y nuevos modelos de gestión.
Nuevos mercados emisores
Ya no basta con esperar al turista estadounidense o europeo. La República Dominicana debe mirar con mayor decisión hacia otros destinos, taes como:
Sudamérica: afinidad cultural y expansión de la clase media viajera
La República Dominicana debe consolidar su presencia en países sudamericanos como Brasil, Argentina, Colombia y Chile, donde está emergiendo una clase media con alto interés en viajar dentro de la región. Estos mercados comparten valores culturales, idioma (en parte), clima y hasta una cercanía emocional con el Caribe, lo que facilita la conexión con la oferta dominicana.
Para lograr una penetración efectiva, es esencial establecer acuerdos bilaterales para facilitar rutas aéreas directas y frecuentes desde principales ciudades sudamericanas hacia destinos dominicanos más allá de Punta Cana, como Santo Domingo, Santiago y Samaná. Además, se deben realizar campañas de promoción cultural, musical y gastronómica que resalten los elementos comunes —como el merengue, la bachata, la cocina criolla y la hospitalidad caribeña— para generar un vínculo emocional con estos viajeros.
Centroamérica y el Caribe: turismo intrarregional como motor de integración
La región centroamericana y caribeña representa una oportunidad subestimada para el turismo dominicano. Con distancias cortas, una cultura compartida y desafíos económicos similares, existe un enorme potencial para promover el turismo intrarregional.
La clave está en diseñar estrategias de colaboración con países vecinos como Panamá, Costa Rica, Jamaica, Aruba y México para crear paquetes turísticos combinados, rutas de cruceros de corta duración y festivales binacionales que integren culturas y atractivos. Esto permitiría una rotación más dinámica de visitantes y una diversificación de la demanda, menos sujeta a crisis externas. Además, una política común de promoción y visado regional puede incentivar el movimiento turístico en temporadas bajas, beneficiando a todos los involucrados.
Asia: estrategia de mediano plazo para los gigantes turísticos del futuro
China e India se están convirtiendo rápidamente en los mayores emisores de turistas del mundo, con millones de viajeros dispuestos a explorar destinos exóticos y culturales. Sin embargo, para atraer a este tipo de visitante, la República Dominicana debe trabajar con visión a mediano y largo plazo.
Esto implica establecer relaciones diplomáticas y comerciales sólidas que faciliten la apertura de rutas aéreas con escalas estratégicas (por ejemplo, Dubái, Madrid o Estambul), implementar políticas de visado electrónico o “visa on arrival”, y desarrollar materiales promocionales multilingües adaptados a las preferencias culturales de estos mercados. Igualmente importante es preparar al sector turístico local con capacitaciones interculturales, señalización en varios idiomas y servicios adaptados a los gustos asiáticos —como gastronomía específica, opciones vegetarianas y espacios de compras—, que son esenciales para competir en esta nueva arena.
África: redescubrir el legado afrodescendiente como vínculo turístico y cultural
El turismo africano, aunque emergente, ofrece una oportunidad única de reconexión histórica y cultural. La República Dominicana, con una fuerte identidad afrodescendiente, puede convertirse en un destino de referencia para viajeros africanos interesados en el legado de la diáspora, la música, la religión y las expresiones culturales afrocaribeñas.
Para desarrollar este segmento, el país debe establecer rutas culturales que vinculen a comunidades afrodescendientes, museos, centros culturales, festivales y rutas históricas vinculadas con la esclavitud, la resistencia y la cultura negra. Asimismo, promover la colaboración con embajadas, universidades africanas y asociaciones culturales puede generar un flujo de visitantes interesados no solo en el ocio, sino en el turismo académico, espiritual y de raíces.
Además, se pueden explorar alianzas aéreas con aerolíneas africanas y promover paquetes turísticos combinados con países de tránsito como Brasil o Marruecos, creando puentes entre continentes unidos por una historia común.
Nuevas modalidades de turismo
El modelo todo incluido ha sido rentable, pero debe coexistir con una oferta más diversa. Algunas apuestas claves:
Turismo de naturaleza y aventura: exploración activa en paisajes únicos
La República Dominicana posee una geografía privilegiada que permite el desarrollo de un turismo de naturaleza y aventura de alto nivel. Actividades como el senderismo en las montañas de Jarabacoa, el parapente en Constanza, el ciclismo de montaña en rutas rurales y el avistamiento de aves en la Sierra de Bahoruco, convierten al país en un destino ideal para viajeros que buscan experiencias al aire libre, contacto con el medioambiente y desafíos físicos. Este segmento, cada vez más popular entre millennials y turistas europeos, requiere de rutas señalizadas, guías certificados y una promoción enfocada en el ecoturismo responsable.
Turismo cultural y patrimonial: identidad viva que se comparte
El potencial cultural dominicano es inmenso y aún subexplotado. A través de rutas por pueblos coloniales como Santo Domingo, San Cristóbal o Montecristi; festivales populares; la música tradicional como el merengue y la bachata; y una gastronomía rica en raíces africanas, indígenas y europeas, el país puede ofrecer una experiencia cultural auténtica. Este tipo de turismo fomenta el orgullo identitario, dinamiza las economías locales y atrae a viajeros interesados en lo genuino, en lo que conecta con la historia, el arte y las tradiciones vivas.
Turismo de bienestar y retiro: el Caribe como refugio espiritual
Cada vez más turistas buscan desconexión, salud emocional y equilibrio espiritual. En este contexto, la República Dominicana puede posicionarse como un destino de bienestar a través de retiros espirituales en las montañas, programas de yoga frente al mar, spas ecológicos y centros de medicina holística. Las condiciones climáticas, la naturaleza exuberante y la hospitalidad local son ventajas clave para atraer a este segmento que privilegia el silencio, la paz y el bienestar integral por encima del turismo masivo.
Turismo educativo y científico: saberes que se intercambian con la naturaleza como aula
La observación de ballenas jorobadas en Samaná, los programas de voluntariado ambiental en parques nacionales y los intercambios académicos internacionales convierten a la isla en un laboratorio natural y cultural. Este tipo de turismo combina aprendizaje, ciencia y conciencia ecológica, atrayendo a universidades, estudiantes y profesionales interesados en la biodiversidad, el cambio climático y la cooperación internacional. Para consolidarlo, se deben establecer alianzas con centros educativos globales y fortalecer la oferta de alojamientos sostenibles y accesibles para investigadores y estudiantes.
Turismo médico y de salud: una alternativa segura y asequible en el Caribe
El turismo de salud ha mostrado un notable crecimiento en la región, y la República Dominicana se encuentra en una posición ventajosa para captar pacientes internacionales. Servicios médicos como tratamientos dentales, procedimientos estéticos, cirugía plástica y ortopedia se ofrecen en clínicas modernas con estándares internacionales a costos más competitivos que en países desarrollados. Con una adecuada regulación, certificaciones médicas y facilidades logísticas, el país puede fortalecer este nicho que representa alta rentabilidad y estancias prolongadas.
Nómadas digitales: el nuevo turista de larga estancia
El auge del trabajo remoto ha generado una nueva categoría de visitante: los nómadas digitales. Profesionales que buscan destinos con buena conectividad, calidad de vida, infraestructura tecnológica y facilidades migratorias. La República Dominicana puede atraer a este segmento mediante el desarrollo de espacios de coworking en zonas turísticas, programas de residencia temporal para trabajadores remotos, viviendas amuebladas con internet estable y una vida cultural activa. Convertirse en un hub para nómadas digitales no solo amplía la temporada turística, sino que revitaliza la economía local y promueve la innovación.
Acciones puntuales y sostenibles
Para que esta diversificación sea efectiva, se requieren medidas concretas:
- Campañas de promoción diferenciadas por región y tipo de turismo. No todos los mercados reaccionan igual a las mismas imágenes.
- Mejorar conectividad aérea y marítima, especialmente con Sudamérica, el Caribe y Asia.
- Reformar el sistema de visados y eliminar trabas innecesarias para países amigos.
- Desarrollar clusters turísticos fuera de los polos tradicionales, como el Sur Profundo, la Cordillera Central o Montecristi.
- Capacitar al capital humano en idiomas, atención al cliente, sostenibilidad y tecnología.
- Fomentar la inversión local para evitar que el desarrollo turístico se concentre solo en grandes cadenas extranjeras.
- Crear incentivos para el turismo interno, especialmente en temporada baja.
Un turismo más inteligente, no solo más grande
La República Dominicana tiene una oportunidad histórica para consolidarse no solo como líder turístico del Caribe, sino como referente de innovación, inclusión y sostenibilidad en la industria. Pero para lograrlo, debe asumir que el turista ha cambiado, que la competencia ha crecido y que no hay futuro sin diversificación.
Invertir hoy en nuevos mercados, nuevas experiencias y nuevas formas de hacer turismo no es un lujo: es una necesidad estratégica. El momento es ahora. El mundo no nos espera.
Conexión estratégica con los Emiratos Arabes Unidos
El apoyo dominicano a la candidatura de Shaikha Al Nowais para la Secretaría General de ONU Turismo no debe limitarse al terreno diplomático. Debe traducirse en una hoja de ruta de colaboración con los EAU que incluya:
- Establecimiento de una ruta directa Dubái-Punta Cana, que impulse el flujo turístico de alto poder adquisitivo.
- Promoción de inversiones hoteleras y logísticas por parte de grupos emiratíes como Rotana Hotels y DP World.
- Organización de ferias y roadshows de turismo en el Golfo Pérsico, posicionando a la RD como un destino exclusivo y culturalmente amigable.
La República Dominicana tiene todo para convertirse no solo en un destino turístico de referencia, sino en un nodo estratégico en la red global del turismo del siglo XXI. Diversificar mercados, ampliar la oferta y estrechar lazos con nuevos actores como los EAU permitirá que nuestro país deje de ser un receptor pasivo y se convierta en un líder activo, resiliente y visionario del turismo mundial.

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